Comando al sol’ bucea esta semana entre atunes, pasea por playas desiertas, degusta ostras rizadas recién extraídas del Mediterráneo, para lanzarse después en brazos de molinos, comer gachas y veranear a la manchega, en las mismas calles en las que creció Sara Montiel.
Agustí Bertomeu vive del turismo, pasea viajeros en barco entre decenas de viveros donde crecen la ostra rizada y el mejillón, tan vitales en el Delta del Ebro (en siete municipios hay 90 viveros dedicados a esta actividad) como el turista. Las embarcaciones navegan a diario para ofrecer toneladas de mejillones al día, en restaurantes flotantes. Bajo las aguas del Delta también viven miles de atunes entre los que bucean los amantes de adrenalina y aventura. Una experiencia única en el mundo a la que se apuntan 15.000 personas cada verano.
Hubo un tiempo en el Delta en el que una especie invasora, el cangrejo azul, terminó con otra especie invasora, el caracol manzana. Pero las gentes del Delta han sabido sacar partido y han convertido a este peculiar cangrejo en un plato exquisito cocinado con arroz.
Los reporteros de ‘Comando al sol’ viajan tierra adentro para recalar por primera vez en Campo de Criptana. La localidad de Ciudad Real que inmortalizara Cervantes con las andanzas de Don Quijote es mucho más que molinos.
Campo de Criptana cuenta con 13.000 habitantes. Una de ellas fue María Antonia Abad, la universal Sara Montiel. Con su sobrino-nieto nos transportamos a otra época. Paseamos por las calles encaladas de su barrio alto, entramos en sus casas cueva y descubrimos el museo dedicado a la diva. Un lugar de culto al que acuden cientos de turistas cada año, en este destino preferente de interior.
Y como no hay Mancha sin molinos y molinos sin molienda, molemos trigo como se hacía antaño para degustar bajo sus aspas y en tierra de gigantes unas gachas manchegas, no aptas para regímenes estrictos.