Tiene 32 años, siente verdadera pasión por la cocina y por sus venas corre sangre hongkonesa y gaditana. María Lo, la ganadora de ‘MasterChef 10‘, siempre tuvo claros sus objetivos: aprender, superarse y crecer como persona y como cocinera. Se alzó con el triunfo tras batirse en duelo con Verónica en la gran final del programa, que logró una audiencia media de 1.769.000 espectadores y una aceptación del 17,8%, y contó con 4.871.000 seguidores en algún momento. La final fue líder de su franja de emisión y logró el minuto más visto de La 1 a las 23:54 horas, con 2.068.000 espectadores y un 20,7% de cuota, en una jornada en la que La 1 lideró el late night con un 17,6%.
La décima temporada de ‘MasterChef’ ha obtenido una media de audiencia lineal de 1.641.000 telespectadores, 14,6% de cuota, que asciende a 2.102.000 y 17,2% al sumar la audiencia en diferido.
Los jueces y Ferran Adriá degustaron las creaciones de las duelistas. María Lo cocinó un menú que contaba quién era con los sabores y los productos típicos de los lugares donde ha vivido, mientras que Verónica apostó por los productos de temporada de las cuatro estaciones. “Ha sido una de las finales más reñidas y emocionantes de nuestra historia. Dos mujeres fuertes luchando por su pasión, por demostrar que no hay más camino hacia el éxito que el trabajo y el esfuerzo. Las dos habéis trabajado muy concentradas y organizadas, con una pulcritud y una limpieza increíbles, habéis elaborado dos menús valientes y ambiciosos”, reconocieron los jueces.
Anoche, María Lo pudo al fin alzar el trofeo de MasterChef España y el maletín con los 100.000 euros del premio. Además, en breve se publicará su libro de recetas y el próximo curso asistirá al Máster en Cocina, Técnica y Producto impartido por Basque Culinary Center. Esta institución también formará a Verónica, con un Máster en Pastelería, y a David, con un curso de especialización de técnicas culinarias de vanguardia, de ocho semanas de duración.
Oda a Cádiz, fusión gallego-catalana y aromas de oriente
María Lo comenzó el servicio con una oda a Cádiz. Su entrante ‘Esencias del sur’ estuvo compuesto de jugo de tomate y manzanilla, atún de almadraba, cebolleta encurtida y falso caviar de piparra. “Tu cocina ya expresa quién eres de una forma muy nítida. Has construido un plato muy equilibrado, donde no sobrepasa el sabor del atún, y con mucha sensatez. Es bonito encontrar una cocinera amateur que ya tiene las ideas claras”, le felicitó Jordi Cruz.
Para el plato principal, unió dos lugares muy importantes para ella: Galicia, donde se marchó a los 18 años “buscando su camino”, y Cataluña, donde reside. Diseñó así ‘Sabores del norte’, una cigala marinada sobre jugo de cap i pota, esferas de apionabo, lentejas caviar y polvo de jamón ibérico. “Está más rico de lo que pensaba. Has logrado que el plato sea elegante, bonito, rico… Sin defectos ni fisuras. Has puesto en evidencia que la cigala es un producto de diez y que la lenteja también lo puede ser, al igual que la cap i pota”, reivindicó Jordi Cruz.
Para terminar, ofreció ‘Aromas de oriente’, un bizcocho de pistacho y té matcha, cremoso de chocolate blanco picante, crumble de pimienta rosa, sorbete de lichi y un aire de lichi y yuzu. Ferran Adriá ensalzó esta “tarta vertical” y le gustó mucho la ligereza del lichi. La ganadora no quiso olvidarse de sus raíces orientales, esa parte “tan arraigada” en ella, pero que no identificaba de pequeña “por miedo a ser diferente”. Pepe Rodríguez le aconsejó que se quitase ese “miedo”, porque unió a la perfección “occidente con oriente”.
El año pasado, Verónica se quedó a un pasito de entrar en ‘MasterChef’, pero no se rindió. “Vine a ‘MasterChef’ para demostrarme que podía dedicarme a esto y ahora tengo todos los ingredientes para salir de aquí, ponerlo en práctica y hacerlo real”, afirmó Verónica tras el gran duelo.
Su entrante, ‘Primavera’, estaba compuesto por un licuado de guisantes, angulas salteadas, colmenillas confitadas, espuma de ajo y aire de espárrago blanco. Con su principal, ‘Verano’, rendía un homenaje a Ribadesella, “su tierra de verano”, elaborado con bogavante, sopa de algas y marisco, gelée de crustáceos, bizcocho de coral, gel de sidra y salsa de yema de huevo. Y para cerrar, sirvió un bizcocho de chocolate con crema de calabaza especiada, helado de apionabo y lima, crumble de castaña, y toffee salado de haba tonka bautizado ‘Otoño e invierno’.