Pasapalabra se ha convertido en un oásis en la programación de la cadena. El único programa cultural de Telecinco, cadena acostumbrada a otro estilo de televisión repleto de programas de telerrealidad y programas del corazón. Aunque los acontecimientos de los últimos años y el cambio en los hábitos del espectador hayan empujado a la cadena a darle mayor importancia a sus servicios informativos y ampliando la parte de política y actualidad en su ventana de las mañanas.
Pasapalabra no lo tiene fácil, comparte programación con Mujeres, Hombres y Viceversa y va detrás de la información rosa de Sálvame. Bromas aparte, el éxito de este concurso que ha conseguido una fiel masa de seguidores cada día antes del informativo de Piqueras está claro: un presentador, Cristian Gálvez, tremendamente carismático, famosos sin miedo a equivocarse y pruebas más sencillas que cuando se emitía en Antena 3.
Ver Pasapalabra se ha convertido para muchos y para muchas familias en una costumbre. Terminar el día o preparar la cena mientras intentan resolver los retos que presenta el programa. Un programa poco ambicioso, que apenas ha cambiado durante el resto del año y es que, ¿para qué hacerlo si algo funciona?
Y la audiencia, a los datos me refiero, no se cansa. Sí que es cierto que la mayor inversión de la competencia a esa hora (Aquí la tierra en TVE1 y Boom en Antena 3 que funcionan mejor que sus antecesores) le ha arrebatado una parte importante del pastel y Pasapalabra hace tiempo no alcanza esas estratosféricas audiencias por encima de los tres millones de espectadores, cifras altas para un concurso de tarde, pero lo cierto es que día a día el rosco gira y Pasapalabra sigue liderando, inmutable.