Ni en su semifinal, la edición actual de Operación Triunfo ha sido capaz de marcar más allá del 15% de share al que nos tiene acostumbrados. Que sí, es una buena audiencia, incluso 5 puntos por encima de la media de La Uno pero no brillante y más teniendo en cuenta la nula competencia a la que se ha enfrentado. ¿Los datos y la expectación generada por la edición de Amaia, Ana Guerra, Aitana y compañía fue un oasis o el formato volvió para quedarse? Hay dudas.
Esta semana RTVE, Youtube y Operación Triunfo (Gestmusic) en un encuentro con la prensa sacaban pecho de los buenos datos de esta edición, o más bien de los buenos datos online porque cabe la pena precisar.
Aseguran que venden más discos de las galas que en la edición de 2017 y que hay un 60% más de consumo online, pero la audiencia de televisión aunque no desastrosa es decepcionante. La media de OT 2017 fue de un gran 19% con cada gala sumando adeptos y más adeptos y la mayor parte de sus concursantes convertidos en multiventas (sobre todo Aitana, Cepeda, Miriam y Ana Guerra). ¿Qué concursante de 0T 2018 podrá repetir tal hazaña? Hay muchas dudas también en este sentido.
OT 2017 se tuvo que enfrentar a pesos pesados como por ejemplo La que se avecina de T5 pero pese a ello terminó convirtiéndose en fenómeno social y aumentando su audiencia gala tras gala. Esta edición, un programa sobre alimentación de Alberto Chicote llegó incluso a arrebatarles el liderazgo por momentos en una emisión. La competencia ha sido escasa y pese a ello en algo tan emocionante como la semifinal el programa no consiguió superar su buena y estable barrera del 15%. Pero todos esperaban más.
Gestmusic nos tiene acostumbrados a grandes trabajos de casting y suele atinar en todo lo que hace pero en OT 2018 el casting no ha sido bueno. Se admite y no pasa nada. Los chicos y chicas de OT no cantan mal, por supuesto que no, aunque como en todo unos mejor que otros pero un artista no es solo voz es carisma y es interpretación y es aquí dónde OT falla. Este es el error de base de esta edición y cabe la pena asumirlo.
La sombra de OT 2017 es aún alargada y cuando esto ocurre no hay que dejar pasar tan solo unos meses para emitir una nueva edición. Se debe esperar a que esta sombra se diluya un poco y que la gente de verdad espere con ansias una nueva edición. Esto no ha pasado. Las comparaciones son odiosas pero este año no ha habido ninguna Ana Guerra, ninguna Amaia, ningún Cepeda… cabe la pena repasar un poco las fichas de los actuales concursantes. Esto parece OT KIDS, tan jóvenes y en ocasiones tan poco experimentados que muchas veces no nos los hemos creído y no, la culpa no es de Itziar Castro.
El error es el casting. Desde casa la gente no simpatizaba en exceso con concursantes que seguramente dentro de un tiempo nadie recuerde sus nombres aunque vocalmente sean buenos: Dave, África, Marta, Carlos… incluso hasta la sobrevalorada Natalia. Gente demasiado joven pero sin ese carisma que te hace que te enganche. Quizás esa combinación entre Vanessa Martín y Manuel Carrasco llamada Julia tenga algo más de papeletas para poder triunfar por el tipo de música que hace y que tanto se lleva. Y es que, que en una final los concursantes canten casi todo en inglés estando en España y que pocos cantantes españoles triunfan en nuestro país cantando en inglés, tiene tela…
OT 2018 debería no haber existido. Deberían haber esperado un año más para conseguir un casting magnético. Ha faltado interpretación sí pero no se soluciona poniendo a los Javis. Faltaron concursantes con carisma y magnetismo. No solo buenas voces. Y sobre un poquito de vanidad y juventud. Demasiado jóvenes para poder llegar a todo tipo de público. ¿Habrá 2019? Quizás mejor OT 2020. El formato necesita descansar para dar con un buen casting que nos enganche, el gran error de esta edición.