‘Comando actualidad’ propone el mejor plan para los sábados por la mañana. El programa vuelve a recorrer el país en busca de realidades y testimonios que reflejen asuntos de interés general, como la nueva ley que prohíbe trabajar en horas de calor extremo a los operarios que realizan su labor con altas temperaturas.
Albañiles, jardineros, gruistas, herreros, socorristas, repartidores y encargados de asfaltar carreteras y calles cuentan a ‘Comando actualidad’ qué ha cambiado con la nueva ley. El verano pasado, 5.876 personas fallecieron por altas temperaturas en España.
Trabajar a 150 grados en el pueblo más caluroso de España. Aníbal y Francisco reparten asfalto en La Rambla, Córdoba, con las temperaturas más altas de España. “Cada cinco minutos, a beber agua”. “Es un trabajo que te tiene que gustar. Nuestro sueldo base son 1.400 euros, y ni nos jubilamos antes ni tenemos plus”, cuentan. José es agricultor y vigila que el sol no queme la huerta. “Yo me bebo al día 5 litros de agua o más”. Los golpes de calor han sido ya causa de muerte en algunos agricultores en España. “El estrés térmico pasa factura, yo cuando llego a mi casa no tengo ganas de comer”, asegura un pintor. La cerámica y la forja de hierro son las principales industrias de La Rambla. Álvaro regenta una fábrica de botijos. “El botijo rebaja el agua 10 grados, es un negocio de por vida porque el calor no va a parar”.
40 grados a la sombra. El calor extremo causa erupciones, calambres, deshidratación y golpes de calor potencialmente mortales. Pero los socorristas no pueden dejar de trabajar, aunque la AEMET decrete la alerta. En Torremolinos lo hacen a 40 grados. “Nos protegemos echándonos crema varias veces al día y con muy buena hidratación. Como somos dos nos alternamos”, cuentan Iván y Fernando. “Lo que hay que hacer es estar bien equipados porque hay que estar muy pendientes de los vecinos. El golpe de calor existe y el corte de digestión también, no es un mito de las abuelas”, señalan. A pocos pasos, en la playa, hay quien no puede parar tampoco de trabajar porque son los meses de las sardinas y los espetos.
Asados de calor. Rubén dejó el aire acondicionado de las oficinas de una multinacional para asar pollos a 40 grados. “Me pongo hasta cuatro camisetas al día”, comenta mientras dos hornos, nueve tres freidoras y un fuego caldean su local. “Mis empleados pierden peso todos. Aquí han explotado hasta dos cristales por el calor”, asegura.