La representación del sexo en la TV o en el cine ha cambiado enormemente con el paso de los años. Además del enorme toque tabú de esta temática que ha imperado durante mucho tiempo, la búsqueda de unas prácticas mucho más realistas, a la par que respetuosas para los actores, han hecho que el cine aborde este tipo de escenas de una forma completamente distinta a hace años.
Lejos han quedado aquellos tiempos en los que estas escenas se insinuaban, pero nunca se veían explícitamente. También ha quedado muy lejos aquel desorden y caos que se podía llegar a ver en algunas escenas sexuales de los 90. El cine y la TV se han profesionalizado enormemente en este frente, tanto para el sexo en pareja como para el sexo individual.
Todavía no se ha llegado al punto en el que se muestre explícitamente el uso de productos eróticos como los fleshlight o los succionadores tan buscados estos últimos años, pero sí que se han establecido una serie de normas e incluso puestos específicos para controlar estos momentos en los rodajes. Quizá dos de los puntos más importantes que han llevado a este cambio fueron el movimiento #MeToo en la industria del cine y la iniciativa de HBO al crear un puesto de coordinación de intimidad para sus rodajes.
Hollywood ya intentó asentar un patrón y cierta regulación con las conocidas “cláusulas de desnudez” de los actores. Sin embargo, estas al final tenían relevancia o no en base al caché y fama del actor o actriz en cuestión. No han sido pocos los casos de actrices que han confesado sentirse incómodas o incluso haber denunciado abusos por parte de directores o incluso actores que no sabían dónde estaban los límites, o preferían ignorarlos.
Ahora hay profesionales de coreografías o coordinadores de escenas que se encargan de colaborar con especialistas en psicología, derecho e incluso trabajadores o trabajadoras sexuales para saber bien cómo llevar a cabo las escenas de sexo. Intentan cubrir cualquier duda, problema o aspecto que sea relevante en la grabación de estas escenas para conseguir ya no solo un buen resultado, sino también que todas las partes implicadas la graben con la tranquilidad de saber que se está respetando su privacidad y no habrá ningún tipo de abuso.
El modelo funciona porque, tras la propuesta de HBO, otras grandes productoras y plataformas han optado por contar con estos perfiles de coordinación sexual. Crean espacios seguros, límites físicos, profesionales y también emocionales y controlan todo para que no haya ni un ápice de incomodidad en unas escenas que, por otra parte, deben quedar lo más naturales posibles para que sean creíbles.
Es cierto que las series y películas modernas ya abordan las escenas eróticas con mucho más atrevimiento. Y sí, tras cosas como 50 Sombras de Grey, a nadie le va a extrañar que en la TV se hable de productos eróticos o incluso se muestre un vibrador anal. Ya es algo a lo que el público está más habituado porque el tabú del sexo se está desvaneciendo poco a poco.
Pero, centrándonos en las escenas de sexo en TV como tales, resulta evidente que la situación ha cambiado enormemente. Para empezar, las series se están atreviendo incluso a mostrar relaciones íntimas entre personas del mismo sexo, dejando a un lado el estereotipo de la heterosexualidad en el cine y la televisión. Por otro lado, gracias a los organismos de calificación por edades, tienen muy claro qué puede mostrarse y qué no.
Los enfoques son muy diferentes, también, en base al tono de la película y la interacción entre los actores que protagonizan estas escenas. Se podría incluso decir que hay grandes diferencias entre cómo se representa el sexo en el cine español y en el americano, aunque ambos cada vez se empiezan a asemejar más. No hay pudor y, aunque nunca se muestran penetraciones directas porque son algo que queda totalmente fuera del cine o la televisión más convencional, sí que hay menos miedo en mostrar todo lo demás.
Y con todo lo demás, hablamos del sexo de cada actor o actriz, desnudez total, movimientos sinuosos y todo lo que tiene que ver con las relaciones íntimas. Hace años, simplemente, se evitaba esta manifestación tan clara con planos más cortos o con la estratégica colocación de elementos o mobiliario para cubrir zonas. Ahora, en cambio, no es tan necesario. Se sigue haciendo, sí, pero en estos casos suele ser sobre todo para conseguir una calificación por edades abierta a un mayor público.
¿Seguirán evolucionando estas escenas? Claramente, sí. Al menos, las productoras lo harán de una forma mucho más profesional, consensuada y cómoda para los actores, e incluso para los espectadores. De una forma que, en definitiva, es mucho mejor para todos.