‘Comando Actualidad’ analiza una realidad impensable hace 30 años. Bisontes, linces, osos… son algunos de los animales salvajes que han atravesado la barrera de estar en peligro para convertirse en el centro de un negocio turístico que atrae a miles de turistas a nuestro país. Han pasado de extinguirse a multiplicarse y se convierten en un arma contra la despoblación.
En Valdehuesa, en León, donde se levanta la muestra zoológica más importante del mundo, con cerca de 20.000 especies diferentes, conviven nueve bisontes con jabalíes, muflones, gamos, ciervos e incluso lobos. Eduardo, dueño del enclave y antiguo dermatólogo, presume de haber criado al primer bisonte nacido en la Cordillera Cantábrica en los últimos 10.000 años. Más de 30.000 personas se acercan a su finca de 30 hectáreas para contemplar a Guzmán, un ejemplar que pesa 800 kilos y al que decenas de turistas contemplan desde un trenecito.
Cinco euros es el precio de media hora de safari donde, además, se puede escuchar la ronca del gamo en celo. 150 bisontes europeos viven en semilibertad en un puñado de fincas privadas en España. El considerado mamífero salvaje más grande de Europa pudo desaparecer a principios del siglo XX. Los primeros en llegar a nuestro país lo hicieron desde Polonia en 2010.
La población de linces ibéricos superó el millar de ejemplares el año pasado. Hace 20 años había menos de 100 linces en la Península Ibérica. Lars y Michel viajan desde su país, Suiza, a la Sierra de Andújar para verlo. Los dueños de restaurantes, empresas de aventura y casas rurales viven del reclamo que representa.
En Somiedo, donde la densidad de población no supera los cinco habitantes por kilómetro cuadrado, muchos pueblos, como La Peral, han vuelto a la vida. La razón radica en la naturaleza. Aunque el oso sigue en peligro de extinción, su población ha aumentado en la última década. Se estima que 330 osos pardos viven en la Cordillera Cantábrica.
Iván ha convertido la casa de sus abuelos en un restaurante a 1.400 metros de altura frente a uno de los miradores para avistar al plantígrado en el Parque Natural de Somiedo. Alfredo y Jimena dejaron la ciudad para enseñar español a turistas que llegan buscando osos. Sofía, hija de ganaderos de esta zona, lleva siete años organizando excursiones para ver al animal salvaje. En la tienda de Azucena todos los recuerdos llevan la cara de uno de ellos: tazas, vasos, camisetas…