Salsas, carnes congeladas y legumbres son los alimentos que más tiramos los españoles a la basura. ‘Comando actualidad’ revela nuestros hábitos de desperdicio y algunas iniciativas que buscan acabar con la costumbre de usar y tirar. El proyecto de ley aprobado en junio contra el desperdicio alimentario contempla multas de hasta 60.000 euros a bares y restaurantes por tirar comida, y obliga a informar a los clientes de que se pueden llevar las sobras.
Mar lleva al contenedor una barra de pan que se ha endurecido, una bolsa de espinacas pasadas y algo de fruta fresca. El 75% de los hogares reconoce que desperdicia comida, pero Mar es de las pocas que lo dice abiertamente: “Intento que sea lo mínimo, pero algo cae. Podría ser medio kilo a la semana fácilmente”. Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, cada español tira a la basura 28 kilos de comida al año.
En Eibar, Guipúzcoa, ya hay una iniciativa para que los consumidores lleven a la tienda las sartenes viejas, y a cambio compren una nueva con descuento. Los materiales de las sartenes viejas se reciclan y se convierten en sartenes nuevas. Lo mismo con las ruedas de las bicicletas que se convierten en suelas de zapatillas. Cada año 24.000 millones de zapatos acaban en los vertederos: residuos textiles que perjudican nuestra salud y el medio ambiente.
Entre un 30% y un 40% del CO2 que lanzamos a la atmósfera viene de la construcción. El impacto se reduciría reciclando los materiales y dándoles una segunda vida. Por ejemplo, el vidrio que tiramos a los contenedores vale para hacer aislamientos. Lo cuenta Ander, un promotor inmobiliario que construye casas con materiales reciclados y experto en construcciones sostenibles. Dave y Laura son matrimonio y viven en Almería, en una casa reciclada al 90%. “Lo que para unos es basura a otros nos vale para construir”, cuentan en su vivienda, levantada con contenedores, botellas recicladas o barro.
Ángel Fernández es el presidente de la Fundación Economía Circular. “La economía circular quiere remediar todo lo que hemos hecho hasta ahora”. Ante el aumento de la demanda de materias primas y la falta de recursos, la agenda 2030 establece que todos los países tengan como objetivo un modelo de producción y consumo que implica reciclar, reutilizar y repensar.