Dada por finalizada la temporada televisiva 2018 / 2019 es hora de hacer balance, y sin duda una de las franjas más competitivas ha sido la de la mañana. Ha habido una clara vencedora, Ana Rosa Quintana que ha aumentado la distancia frente al “batacazo” de Susanna Griso en Antena 3. Es hora de que Espejo Público reflexione para volver a ser el magacine competitivo que ha sido durante tantos años.
Durante algunos meses, Espejo Público consiguió a robarle la corona a El Programa de Ana Rosa como el gran formato matinal más visto de la pequeña pantalla. Espejo además gozaba de una buena imagen, más periodística y con más credibilidad que el formato de Telecinco. Pero de todo aquello, a día de hoy, apenas queda nada.
No se puede decir que no sea un programa rentable en términos de audiencia, de hecho su media está por encima de la cadena pero no es el programa que en su día fue y que superaba algunos días al de Ana Rosa Quintana o al menos mantenían una interesante pugna con datos altos para ambos espacios. Hoy las diferencias son abismales. Sobre todo desde que empezara 2019.
Mientras El Programa de Ana Rosa en Telecinco no ha tenido problema en superar el 20% de share día sí y día también. A Espejo Público le ha costado incluso llegar al 14-15% de share. Algo falla. Ana Rosa conserva su audiencia pero Susanna la pierde ¿por qué?
Quizás podíamos pensar en aquella vieja excusa que nació cuando María Teresa Campos incluía la sección El Corrillo y hacia subir su share al hablar de GH. Esta claro que si un reality de Tele 5 triunfa causa interés y un efecto positivo en términos de audiencia en los programas que lo tratan pero, en otras ocasiones, Espejo Público ha conseguido hacer frente y de forma excelente a esta sección de El Programa de Ana Rosa. Ahora no…
A la hora de presentar las audiencias, Antena 3 divide la parte del magazine de la “ultima hora”, éste es el último tramo del programa que es barrido literalmente por la parte de corazón y reality del de Telecinco. Si no la media de Espejo podría haber sido aún más desastrosa. Las cosas como son, a Ana Rosa no le hace falta trocear nada en los más de 10 años que llevan enfrentándose ambos programas.
Espejo Público no es peor programa que El Programa de Ana Rosa pero sí que es verdad que ha perdido ese punto de naturalidad que un programa tan extenso requiere. La pérdida de protagonismo de caras como las de Alfonso Egea o Albert Castillón, la falta de perfiles cercanos como en su día ofrecía Roberto Leal y optar por otro tipo de partenaire como Gonzalo Bans, procedente de Intereconomía, con una imagen más trajeada, encorsetada y seria no llama mucho la atención al espectador. Y estos detalles cuentan.
Ahora mismo EP es para el espectador como un programa lejano, y el de Ana Rosa es más amable, más de “andar por casa”. Porque no nos engañemos se pueden contar las mismas cosas -suele ocurrir- pero depende de cómo se cuenten pueden atrapar o no al espectador. Llegó el momento de reflexionar y darle una vuelta de 180º (o casi) al programa y es algo que desde la dirección y Antena 3 saben, los datos son los datos.
¿Qué pintan colaboradores como Fran Rivera? Por ejemplo. Ha conseguido el efecto contrario al que se quería. Espejo Público debería cuidar muy bien las caras que elije para no asustar al espectador y de paso apostar más por la fórmula magazine que por la escaleta actual, algo pesada y no tan ligera y cómoda que la que presenta Ana Rosa para enganchar al espectador. Esta vuelta de tuerca no precisa dejar de hablar de política y del independentismo catalán, va más allá. Es hora de pensar cómo reflotar un magazine que a día de hoy, en algunas comunidades autónomas, llega a ser incluso 3ª y 4ª opción. Algo falla.