Lo de anoche en Tele 5 fue una oda a la superficialidad y al chonismo en toda regla. Una especie de Confianza Ciega 3.0 que en realidad no aporta nada nuevo a lo que ya sufrimos desde una década con las citas de Mujeres, Hombres y Viceversa. Un programa que, debido a la cancelación de GH DÚO, T5 se ha visto obligada a darle un protagonismo que no se merece.
La isla de las tentaciones tenía todas las papeletas para pasar desapercibida en la programación de Mediaset. Desprende un tufillo cutre de programa barato como los que a veces se saca Antena 3 de la manga tipo Casados a primera vista. La cancelación de GH DÚO debido a la crisis de anunciantes por el Caso Carlota le ha dado protagonismo a un espacio que, seguramente, hubiera acabado en verano y en Cuatro, no en enero y en Tele 5.
Las circunstancias son las que son y T5 necesita cubrir su programación con este amago de telerrealidad grabada hasta que llegue su verdadera arma potente de este primer semestre: Supervivientes. La isla de las tentaciones está grabado, se nota y mucho. Aún así T5 emitirá un debate para engrandecer un formato pobre, de dudosa factura y donde solo destaca las buenas tablas de Mónica Naranjo como presentadora (¡ascenso a la carrera!).
El programa vuelve a pescar en aquello de la superficialidad y las infidelidades, aunque ya sabemos que apenas un par de parejas siguen juntas tras su paso por esta isla de lujuria y roneo máximo. La isla de las tentaciones no es un buen programa es simplemente un relleno temporal que T5 se ha visto obligada a vestir con aires de opulencia y acontecimiento televisivo. Y de nuevo la cadena alegre ha sacado a relucir su lado más choni con este programa como ya lo hiciera la temporada pasada con el infumable Me quedo contigo.
En esto de la tele, todas las cadenas tienen un rol: T5 es la choni y la descarada, A3 la modosita a la que le gustaría a veces salirse del caparazón pero le da reparo. La Uno es la hermana mayor, La 2 la alternativa, La Sexta la sabionda y Cuatro esa hermana mediana que, la pobre, no destaca en nada. Pero T5 sí, es la choni y la popular y lo vuelve a demostrar con formatos que parecen sacados de los 90. Un programa incluso con un toque machista dónde la belleza y la guerra entre mujeres acaparan los momentos y vídeos más tensos de la noche.
También es cierto que es una oportunidad de la cadena para dos cosas: crear nuevos viceversos (en España tenemos a capazos) y comprobar si los realities (aunque grabados) con anónimos siguen funcionando y, quizás, un GH de anónimos podría volver a emitirse. La audiencia, en su estreno, ha sido más o menos tibia. No mala pero sin arrasar como sí lo ha hecho en redes, ¡qué nos gusta un salseo! Ahora cabe esperar como funciona en audiencias este improvisado experimento porque lo que es la trama ya la sabemos: peleas, lloros, tonteos… y esas cosas que ya podemos ver en Mujeres, Hombres y Viceversa. T5 sin ese punto choni, no sería T5 y ella encantada.