La pequeña pantalla siempre ha sido una fuente básica de información. Un lugar con el que hemos podido aprender sobre salud, economía, ciencia o matemáticas. Claros ejemplos han sido programas como ‘Saber Vivir’, ‘3,2,1 contacto’ o el mismisímo ‘Barrio Sésamo’. Todas la materias han sido tratadas en televisión, incluso el sexo. No hablamos de pornografía, eso es más ficción que realidad, hacemos referencia a la educación sexual.
Todos recordaremos aquellas clases extrañas en las aulas que provocaban las risas y el sonrojo de nuestros compañeros. La televisión también ha tenido sus programas educativos en materia sexual. Uno de los pioneros en los años 90 fue ‘Hablemos de sexo’ de Chico Ibáñez Serrador y que tuvo a Elena Ochoa como presentadora, pese al interés que despertó para una generación solo estuvo en parrilla nueve meses.El más emblemático de los últimos años ha sido ‘Dos rombos’ de RTVE. El formato presentado por Lorena Berdún duró en antena desde el 2006 al 2008 y fuimos muchos los que nos acercabámos a escuchar debates, análisis y dudas sobre sexo que algunos sufrían en silencio. Pero durante un tiempo, el sexo ha desaparecido. Relegado a un segundo plano, escondido y olvidado, nadie habla de él con naturalidad. Somos incapaces de verbalizar la intimidad y educar a los más jóvenes de una forma abierta y sin prejuicios.
Por eso la llegada a la parrilla televisiva de ‘Mónica Naranjo y el sexo’ es una salvación. Desde hace unas semanas la cantante “se desnuda” y experimenta las prácticas sexuales de las diferentes culturas del mundo de una manera sencilla y delicada. Mónica empezó esta aventura tres meses después de su ruptura con Óscar Tarruella tras 16 años de relación. Su robusta imagen se desvanecía en el primer capítulo donde confesaba haberse sentido hundida y pérdida porque su “familia se había roto”. Con 45 años a Mónica le ha tocado volver a empezar, porque estaba “muerta de cintura para abajo”. Durante los capítulos vemos una evolución y liberación de una mujer madura que busca renovarse sin prejuicios y sin tapujos. Acompañar a la cantante en este viaje es algo maravilloso y que puede ayudar a muchas mujeres a volver a disfrutar de ellas mismas, sexualmente hablando.
Viagra femenina, sado y geles estimulantes; todos sabemos lo que es, pero muy pocos nos atrevemos a probar o averiguar qué son. Mónica Naranjo, sus amigos y una sexóloga nos abren una puerta a la realidad que sufre mucha gente. La cantante vive una experiencia que define como “la aventura de su vida”, un espejo donde muchos espectadores pueden verse reflejados y aprender de ello. Por eso, programas como así son necesarios para desnudarnos todos sin rojeces. Por todo ello, más sexo en televisión, ¡coño!