Entre los miles de correos que recibió el equipo del programa tras el llamamiento de Jesús Calleja para participar en la nueva temporada, hubo varias personas que llevaban años queriendo cambiar su vida y no habían podido por diversas razones. Es el caso de Omar y Alejandra, dos jóvenes dispuestos a dejarlo todo por hacer realidad su sueño en un pueblo. Ambos protagonizarán la entrega de ‘Volando voy’ que Cuatro emitirá mañana jueves (22:45 horas) y que tendrá lugar en Arribes del Duero, en Zamora.
“Ha sido una liberación para nosotros, una forma de encontrar nuestro lugar, nuestra labor, nos ha dado autonomía, esperanza e ilusión”, explican los jóvenes. Llegados del mundo de la publicidad y las telecomunicaciones, respondieron a la llamada del programa con la intención de montar un rancho para ofrecer experiencias de agroturismo. “A veces los jóvenes nos vemos atrapados en una vida que se nos ha inculcado desde pequeños que muchas veces nos frustra, nos entristece y nos hace sentir fuera de lugar porque no terminas de ser feliz cuando supuestamente deberías serlo. Gracias al programa vamos a poder llevar un estilo de vida que sí nos hace felices, apegados a los orígenes, a la tierra, a la naturaleza”, añaden.
Arribes del Duero, parque natural entre Zamora, Salamanca y Portugal, es un lugar ideal para encontrar el terreno donde hacer realidad su proyecto. Jesús Calleja y su equipo se ponen manos a la obra y piden ayuda a la gente de la zona, principalmente de Fermoselle, Formariz y Fornillos.
Una de las protagonistas es Julia, propietaria de la tienda más popular de Fermoselle, que aportará grandes dosis de humor y entrega. Montero, un zamorano que vivió en Alemania y otros puntos de España antes de regresar a su pueblo, muestra dos naves que posee llenas de material, en el que se cuentan aparatos de rayos X, aperos antiguos de labranza, mobiliario con siglos de antigüedad y hasta una huella de dinosaurio. Para asesorar sobre los animales del rancho, Jesús Calleja cuenta con Víctor, un biólogo pionero de las casas rurales en Zamora y recuperador de razas autóctonas como el burro o garañón zamorano-leonés, una especie que estuvo a punto de desaparecer. Además, Charlotte, una inglesa a la que llaman en el pueblo ‘la francesa’ y que tiene ganas de llenar el pueblo de gente joven, también se implicará de lleno en el proyecto.