Ha llegado el momento más esperado, el más temido, el más ansiado. Enver está a punto de revelar a Bahar que Sarp está vivo. Intenta hacerlo con delicadeza, aunque ella se enfada al descubrir que todo su entorno conoce ese secreto.
Mientras, alguien sube las escaleras de su portal. Es Sarp. A pesar de todos los peligros que supone ante la amenaza de Nezir, ha decidido dar el paso.
Suena el timbre. Bahar se levanta y camina hacia la puerta. La abre y se queda paralizada: está viendo a Sarp. Está descubriendo con sus propios ojos que no murió, que sigue vivo. Y está delante de ella. Tantos años después, ha ocurrido un milagro.