El pasado 14 de febrero, la plataforma de streaming, Netflix estrenaba “La casa del miedo”. Una película austriaca “de terror”. y lo pongo entre comillas porque de terror no tiene nada. Es una película familiar, para verla en familia y con un poco de suspense. Podríamos catalogarla de aventuras.
La sinopsis es la siguiente: una familia se muda de la ciudad a un pueblo. Justo en la casa donde van a vivir, hace años una madre mató a sus dos niños y se suicidó. Pero al parecer, los fantasmas de los niños aparecen y reclaman justicia. ¿Qué misterio hay en esa casa?
A mi no me suelen gustar las películas de terror, pero a mi pareja le encantan y me las tengo que tragar. Hay veces que me sorprendo porque tienen un buen guion y un final de escándalo, pero no es el caso. Cuando nos preparábamos a verla yo esperaba otra película de casas con fantasmas. Y lo es. Hasta ahí todo bien. Pero conforme iba avanzando la trama, no encontraba el miedo por ninguna parte.
No había sustos, no había muertes. Lo único que habían era babosas. Cuando nos dimos cuenta, estábamos viendo una película de aventuras para toda la familia. Ibamos a quitar la peli porque no había mucha acción, pero como tenía una duración de hora y media aproximadamente le dimos una segunda oportunidad.
Hasta el final de la peli, cuando se sabe quien es el asesino, no hay mucha acción. Miedo no hay, ni por parte de los fantasmas ni por parte del asesino. Ni siquiera un susto. Posiblemente es una película de terror perfecta para niños, pero para adultos deja mucho que desear.
Por su estilo, se la está comparando con Stranger Things, pero lo único que tienen en común es que está protagonizada por niños y que recuerda al cine de finales de los 80. Por lo demás, nada más que añadir.