La cuarta temporada de Élite se estrenó el pasado viernes en la plataforma de Netflix. Una de las series españolas más exitosas a nivel mundial ha vuelto con un elenco nuevo de protagonistas. Tras la marcha de Ester Expósito, Danna Paola, Álvaro Rico y Jaime Lorente entre otros, las nuevas aventuras del colegio elitista ha integrado nuevas tramas.
Los nuevos personajes que llegan a Las Encinas son la familia Blanco. Benjamín (Diego Martín) es el padre de Ari (Carla Díaz), Mencía (Martina Cariddi) y Patrick (Manu Ríos) y además es el nuevo director del colegio. Phillipe (Pol Granch), es un príncipe heredero que huye de su país por un escándalo sexual y se adentra en el colegio. Por último, Armando (Andrés Velencoso) tendrá una relación con Mencía donde pagará por mantener relaciones sexuales con ella.
Algo que me ha sorprendido gratamente es que todos los nuevos personajes me han atraído bastante. Sus tramas han dejado de lado a los antiguos alumnos, hasta tal punto de no echar de menos a la generación anterior, ya que todo giraba en torno a ellos. Las interpretaciones también han estado a la altura y me he creído a todos los personajes. Tengo ganas de poder conocerlos mejor en otra temporada.
La serie ha seguido se esencia desde el principio. Si algo caracteriza a la serie es sexo, drogas y fiesta. La trama ha sido muy lineal durante toda la temporada, no ha destacado mucho y el capítulo final no ha sido tan impactante como en temporadas anteriores. Esta temporada nos ha servido para conocer a la nueva generación de Élite, pero ha sido la peor temporada de todas.
Es una serie entretenida y perfecta para hacer maratón y sus desnudos y sus tramas sexuales son entretenidas de cara al espectador. Si que es cierto, que la 4 temporada de Élite ha sido la más floja, pero como hay contratada una quinta parte, le daremos la oportunidad de conocer las nuevas tramas que nos enganchen. Pero nada que da de la Élite original más que sexo, drogas y fiesta.