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El Conquistador | Guerra Yocahu: el expulsado se va señalando a un compañero por mentiroso

El quinto programa de El Conquistador ha sido el más bestia hasta la fecha. El reto ‘Caníbales‘ ha llevado al límite a los concursantes y también a la audiencia, los más aprensivos han tenido que ver la prueba de inmunidad con los ojos entreabiertos. El equipo Yocahu, el gran perdedor, cometió un error que le llevó al campamento infernal y que, además, causó mucho revuelo. Uno de sus integrantes tuvo la culpa, aunque no lo quiso reconocer. Solo el expulsado tuvo las agallas de señalarle, mientras el resto de concursantes le defendían. Te contamos todo lo que ha ocurrido en el Programa 5.

Caníbales, la prueba más bestia de El Conquistador

Es una de las pruebas más clásicas de El Conquistador, de hecho, muchos la esperaban. Ni siquiera se inmutaron al leer el correo, que ya dejaba caer de qué se trataba la prueba de inmunidad: ‘Caníbales‘. Los concursantes fueron anoche auténticos depredadores, su presa, un cerdo: ganaba el equipo que consiguiera un mayor peso en carne arrancada con los dientes en un tiempo determinado. Antes de eso, tenían que conseguir transportar, también con la boca, un litro de sangre. Todo ello con las manos atadas. Una prueba de inmunidad no apta para personas sensibles.

El reto podía marcar un antes y un después en el concurso, sobre todo, para el equipo Atabey. Si perdían a un integrante más, se extinguirían. Los Corocote estaban deseando salir del campamento infernal. Hay quienes llegaron fuertes a la prueba. Agus, por ejemplo, se ventiló prácticamente todo el kit de supervivencia que los Yocahu se ganaron en el anterior programa. No le quedaba ninguna barrita y solo algunas latas. Saber administrarse la comida también es otro gran reto para los concursantes. 

Justo antes de empezar la prueba, mientras los capitanes elegían a los concursantes que iban a ocupar cada puesto en la prueba, Andrea, del equipo Corocote, se desplomó. El equipo médico entró rápidamente para atenderla. Después de perder el conocimiento, logró recuperarse. Solo fue un susto provocado por el calor y la falta de comida, puede que también por la impresión de la prueba que les esperaba. Los sanitarios confirmaron que todo estaba bien y pudo participar. De vuelta con sus compañeros, cada equipo armó su estrategia. Nadie quería perder y pasar la noche en el campamento infernal. 

Montoya hace trampas y rompe la probeta

Inundando la cara en la sangre del cerdo, llenando la boca para ir a dársela a su capitán, para que este la deposite en el recipiente que tienen que rebosar si querían pasar a la siguiente fase. Hubo algunos concursantes a los que le daban arcadas, algo totalmente normal teniendo en cuenta la prueba. Parecía fácil, pero los concursantes tuvieron que dar muchas vueltas y hacer el recorrido para alcanzar el objetivo. Los Yocahu iban por delante, hasta que Montoya intentó agarrar la probeta, pero tropezó y la rompió, derramando así toda la sangre acumulada. “Estáis descalificados“, lamentó Raquel Sánchez Silva, a pesar de las súplicas de los concursantes que no podían creer lo que les acababa de pasar. 

Cuando los miembros del equipo Yocahu se preguntaron qué es lo que ha pasado, todos aseguraban no haber visto nada, incluso acusaban a otros equipos de haberles empujado. Montoya, que fue el que tiró el recipiente, tampoco se lo explicaba. ¿Estaba mintiendo o realmente no se había dado cuenta de lo que había pasado fruto de la tensión del momento?

Un equipo ganador y un Yocahu mentiroso

El equipo rojo, descalificado, fueron los grandes perdedores de la prueba, pero el equipo Atabey y el Corocote seguían en el juego, uno de ellos iba a ser el gran vencedor y pasaría la noche en el campamento rico. Los concursantes se peleaban por el trozo más grande, intentando no tirarlos al suelo, porque esos no contarían para el peso final. El equipo azul, capitaneado por Patxi Salinas, tenía ventaja numérica, que en este caso le beneficiió en la prueba. A pesar de sus rifirrafes, supieron cómo trabajar en equipo y ganar.

Tras comprobar las imágenes, Raquel Sänchez Silva le contó a Cesc, capitán de los Yocahu, el equipo descalificado, que uno de sus integrantes había hecho trampas, que tocó la probeta con las manos, algo que estaba prohibido, y la tiró al suelo. A pesar de que la presentadora le pidió al culpable que levantara la mano, Montoya no lo hizo, como si no escuchara

Como ganadores, los Corocotes eligieron a un nominado del equipo Yocahu. Patxi le pintó la cara a los hermanos Daniel y Miguel, con la intentación de que, poco a poco, el equipo rojo fuera perdiendo a sus integrantes, igual que el resto. 

Los Yocahu, al campamento infernal por primera vez

La alegría de los Corocotes contrastaba con la tristeza de las Atabey y los Yocahu, que por primera vez pisan el campamento infernal, donde se mascaba la tragedia. Guyo sabía quién tiró la probeta, aunque esa persona seguía sin decir nada. “Fue Montoya. Si veo que la gente no quiere asumir y anda buscando excusas, eso no me hace sentir bien. Yo digo la verdad”, aseguró. En el campamento pobre también iba a ser una noche movidita. Ninguna se ofreció para ir al desafío, solo Joana. “Quieren pasar desapercibidas“, reconoció, y señaló, sobre todo, a Amayita y a Paula

Hora de la asamblea para el equipo Yocahu. Guyo, que lleva teniendo rifirrafes con sus compañeros desde el inicio del concurso, fue acusado de hablar a las espaldas del resto. Al sentirse atacado, no dudó en tirar de la manta y destapar al culpable que rompió la probeta e hizo perder a su equipo en la prueba de inmunidad. “Lo vi todo”, afirmó Guyo. A pesar de todo, el grupo apoyó a Montoya, que no dio el brazo a torcer y seguía sin reconocer su error. Ahí fue cuando Raquel insistió para abrirles los ojos al equipo: “Guyo dice la verdad“. No importa, veían a Guyo como un traidor que había dejado en mal lugar al equipo y decidieron nominarlo en unanimidad, todos excepto Agus, que nominó a Gorka. 

Yo no lo asumo, porque yo no lo hice conscientemente“, repitía Montoya una y otra vez. Cesc tenía que nominar a otro miembro del equipo, pero lo hizo en el campamento infernal.

Enraizados, la prueba de expulsión

Ya en el campamento infernal, la pelea continuó. Tanto Cesc como sus compañeros apoyaban a Montoya y atacaban a Guyo. Todavía tenían que decidir un nominado: el elegido fue Gorka. Mientras, Patxi Salinas viajaba al campamento pobre para dar la inmunidad a Mireia, a quien considera la más débil. A los Corocote tampoco le conviene que el equipo verde desaparezca, ya que de es manera quedarían como los más débiles. Al duelo iría entonces Joana Flaviano, la más fuerte, con la intención de que el equipo Ayabey siga vivo.

Joana eligió batirse en duelo contra Guyo y los hermanos, liberando a Gorka. Era la prueba de ‘Enraizados‘. Aquí no vale la fuerza, sino la agilidad. Quienes controlaran de nudos, partían con una gran ventaja. Tres maromas, tres concursantes que se jugaban su permanencia. Todos se sentían fuertes y contaban con la ayuda de un compañero para guiarles. Al ser más corpulento, Guyo contaba con una ligera desventaja.

Todos fueron lo más rápido que podían. Se trata de una prueba que también requiere mucha resistencia. Daniel y Miguel fueron a la cabeza en todo momento y fueron los primeros en elegir tronco. Guyo parece que tenía problemas, de hecho, Joana fue la segunda pasar a la siguiente fase del reto. La cuerda pesaba demasiado y eso cansaba todavía más a los concursantes. Daniel y Miguel fueron los ganadores del desafío con bastante diferencia. Guyo, ante la impotencia, intentó romper el manglar al ver que no puede y los presentadores le llaman la atención. A esas alturas ya sabía que iba a perder.

Guyo, expulsado de El Conquistador

El equipo Ayabey continúa en la aventura después de que Joana terminara el reto. Tenía mucha presión encima, pero superó la prueba, demostrando que es la fuerte del grupo. Guyo fue el eliminado del quinto programa, se fue con lágrimas en los ojos. Ha sido uno de los concursantes que más ha dado que hablar y no ha contado con el respaldo de sus compañeros. La alegría de las Atabey al verla llegar al campamento fue indescriptible, algo que contrastaba con la seriedad de los Yocahu, aunque hubo alguno que se alegró porque le consideraba un “lastre”, como David Seco.